Josué tuvo una misión extraordinaria: dirigir al Pueblo de Israel en la reconquista de la Tierra Prometida.
Pero Dios no le ofreció, como a Salomón, la posibilidad de solicitar algún don que le ayudara.
Sin embargo, Él le dio algo mejor, le dio una promesa: Llevaría adelante su misión siempre que mantuviera la Palabra de Dios como su guía, como su libro de cabecera.
Josué iba a encontrar en el Libro luz, sabiduría y dirección para poder cumplir con su llamado.
Y esto mismo se aplica a nosotros.
Por ello, si quieres desarrollar el plan de Dios para tu vida ten cerca tu Biblia.
Aplica sus principios, busca en ella más de Dios, y vívela cada día.
Y verás como el plan de Dios se hace realidad en tu vida, a pesar de la oposición de nuestro adversario.
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