Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:20-21)
Cuando tengas que enfrentar retos ante los que te sientas inútil, recuerda que contigo va Aquel que es poderoso para realizarlo todo.
“Eres más malo que Caín”.
Tranquilízate, que no te lo digo a ti. Esta era una expresión que se utilizaba mucho, cuando yo era pequeño, para referirse a la gente que actuaba de forma malvada.
Después la frase cambió a “eres más malo que la Channing”, en referencia a un personaje de la serie Falcon Crest que siempre estaba pergeñando planes para fastidiar a su entorno.
Y lo cierto es que sus planes solían tener bastante éxito.
Y a mí eso me daba bastante rabia.
No porque fuese mala, sino porque cuando yo hacía mis planes casi nunca, por decir que nunca, salían como pensaba.
Me solía pasar como en el chiste del infierno español, aquél en el que supuestamente, un demonio pasaba todos los días a las 12 para encender el horno y atormentar a las almas. El problema era que cuando había gas para el horno no había cerillas, cuando había cerillas no había gas, y cuando había gas y cerillas no pasaba el demonio.
Así que crecí creyendo que era una nulidad para la planificación.
Pero cuando comencé a trabajar empecé a descubrir que quizá era algo que no me pasaba a mí solo.
De hecho, lo raro es que los planes salieran bien, llegando al extremo de ser enviado al extranjero por mi empresa para tres semanas a montar una máquina y estar siete meses.
Entonces empecé a pensar que quizá la cuestión no era solo mía, sino que quizás, a los españoles, eso de planificar no va en nuestro ADN.
Pero entonces mi empresa me envió tres meses a Alemania para recibir formación en la sede de una afamada multinacional germana.
Y entonces descubrí que los alemanes también fallaban más que las famosas escopetas de feria, a la hora de planificar.
Entonces, pensé que el problema con los planes no estaba en mí, ni en mi genética, sino que es algo que nos afecta a todos por una razón muy especial: nunca tendremos todos los datos. Ni siquiera todos los más importantes. Aunque lo cierto es que los alemanes los tenían.
Eso sí, con lo que siempre podremos contar es con los imprevistos.
Entonces, ¿merece la pena invertir tiempo en planificar nuestras actividades?
Y la respuesta es un sí rotundo. Porque incluso planificar mal es mejor que no planificar.
Porque quizá te ahorres el tiempo de sentarte a pensar. Sin embargo, te vas a pasar el día corriendo de aquí para allá solucionando problemas que era fácil prever, y perdiendo el tiempo por no haber coordinado acciones básicas.
Y si esto es así en nuestra vida natural, ¿qué no pasará con los planes en nuestra vida espiritual, con un enemigo acechando noche y día para derribarnos?
A aquel que es poderoso
Pero nuevamente Dios viene en nuestro socorro con una promesa que, curiosamente, está metida como de soslayo.
En esta «semidespedida» de la epístola a los Efesios, el apóstol Pablo podía haber dicho:
Y a Dios que es poderoso, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
Esta sería una frase correcta y totalmente espiritual. Sin embargo, el Espíritu Santo inspiró al apóstol Pablo para modificarla ligeramente. Y así dice (Efesios 3:20-21):
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
El sentido de la frase no cambia mucho: debemos dar la gloria a Dios. Sin embargo, este pequeño añadido es de gran importancia para nosotros.
Gracias a él podemos darnos cuenta de que no estamos solos a la hora de hacer planes. De hecho, Dios ya los ha preparado para nosotros. Solo espera que nos acerquemos a Él para poner en marcha todos los preparativos necesarios para que dichos planes se hagan realidad.
Porque Dios no solo es capaz de hacer planes perfectos. También es el único poderoso para hacer que se ejecuten mucho más allá de nuestros mejores sueños o de nuestras capacidades.
Porque, cuando caminas por los caminos de Dios, y le sirves, no es solo nuestra capacidad la que actúa, sino que contamos con la ayuda, la guía y el poder del Espíritu Santo obrando en nosotros y a través de nosotros.
Por eso, la próxima vez que te sientes a hacer planes para tu vida o para tu ministerio recuerda que Dios es el único que tiene la capacidad de hacer planes perfectos y el poder para hacerlo todo.
Y que basta con que busquemos su voluntad, le creamos y le obedezcamos para que podamos decir con total confianza que, en Dios, haremos proezas.
Que Dios te bendiga.
Crecer en la fe
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