…los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán (Isaías 40:31).
Una de las cosas que más se valora en una persona que ha de liderar un grupo o un proyecto es su capacidad de auto motivación.
Y esto es debido a que, durante el desarrollo de su tarea, ese líder se va a encontrar en situaciones que van a minar su aguante.
Recursos que fallan, sistemas mal diseñados, colaboradores que hacen su trabajo a desgana, cuando no están poniendo palos en las ruedas del proyecto, superiores que no se enteran de nada…
Los responsables de buscar a estas personas saben que, si no encuentran a alguien con esa excepcional capacidad para seguir adelante, lo más probable es que la mayoría de los proyectos nunca lleguen a buen puerto.
Por eso, en los procesos de selección de personal, ya no se da tanta importancia a la preparación técnica, ya que esto es algo que la gran mayoría de los candidatos va a tener.
Ahora, lo que más se valora es la actitud del candidato ante los problemas de la vida.
Porque lo más seguro, si consigues un trabajo de ese tipo, es que pases muchas malas noches. Y si no tienes la actitud adecuada acabarás empleando tu poco tiempo libre en la consulta de tu psicólogo.
Y en la vida espiritual pasa igual.
Llegar hasta el final de una manera fiel, enfrentando las consecuencias de vivir una vida de santidad y obedeciendo a Dios, va a requerir de mucho esfuerzo y persistencia.
Porque vamos a tener en contra a un enemigo despiadado.
Y esa fuerza y persistencia es algo que solo unos pocos escogidos tienen de forma natural.
E incluso a esos, esta energía natural se les termina acabando un día.
Entonces, si esa capacidad de aguante es tan poco común, aquellos que no la tenemos, ¿cómo podemos permanecer firmes hasta el final?
¿Estamos condenados porque no somos capaces de desarrollar tal nivel de resiliencia?
Como siempre, la respuesta está en Dios.
Veamos que nos dice el libro de Isaías:
...los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40: 31
Para avanzar en tu vida espiritual, no te es necesario ir de aquí para allá buscando la última predicación o la última charla del iluminado de turno. Ni tampoco es necesario tener una extraordinaria capacidad innata.
Si quieres mantener firmes tus fuerzas, si quieres renovar tu energía y tu visión para seguir adelante, lo único que tienes que hacer es confiar en Dios.
Porque es a lo que esperan a Jehová a quienes está reservada esta promesa. No a los que corren solos.
Y, para ello, no hay nada mejor que parar y reservar un tiempo diario para escuchar la voz de Dios. Y dedicarlo a la oración y a la meditación de su Palabra.
Orar,sí, pero recordando que la oración no es un monólogo. La oración es un diálogo. Eres tú hablando con Dios, pero también es Dios hablando contigo.
Y meditar en su Palabra para resintonizar tu vida con la voluntad de Dios.
Porque solo así puedes profundizar en el conocimiento de tu Creador y en el conocimiento de su voluntad.
Cuando consigues esto, el vislumbre de la gloria de Dios te renovará por completo, y su Santo Espíritu podrá fortalecerte, consolarte y animarte.
Con la seguridad añadida de que esta promesa de Dios, recibir nuevas fuerzas, es para todos y cada uno de sus hijos. Sin distinción de capacidad o de llamado.
Así que la próxima vez que estés pensando en tirar la toalla, vete a la presencia de Dios y espera y confía en él. Y él te dará las fuerzas para seguir adelante, un día más.
Que Dios te bendiga.
Foto de portada por Birger Strahl en Unsplash