«Y yo os haré descansar». Cuando estemos trabajados y cargados no encontraremos mejor lugar de descanso que en la presencia de Dios.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mateo 11:28)
No sé si a ti te pasa lo mismo, pero cada día estoy más cansado.
Siempre hay algo que hacer. Las jornadas son cada vez más largas, y cada vez vivimos más rápido y con más intensidad.
Y luego tenemos el teléfono, WhatsApp, Telegram, email… que cada día nos saturan con cientos de mensajes.
Y casi siempre es para pedir algo, o para enviarte un video de gatitos.
Pocas veces es para preguntar, ¿necesitas algo? O para decirte, estoy orando por ti.
Así que no es extraño que cada vez estemos más cansados.
Y es que nos hemos vuelto activistas de la vida, del trabajo, incluso de la iglesia.
Todo el día está estrujado al máximo.
Tienes que terminar una tarea en el trabajo. Tienes que ir a comprar comida, o ropa. Ir al gimnasio. Asistir a una reunión en el colegio, o a un evento en el centro cívico. Después tienes otra actividad en la iglesia. Y, quizá, todavía te alcance para ver ese programa que tanto te gusta.
Es la vida la que nos arrastra.
Y lo peor de todo es que, muchas veces, no vemos el fruto de tanto esfuerzo personal.
Porque nos hemos olvidado de cuál es nuestro verdadero objetivo: ser un canal por el cual el Espíritu Santo pueda actuar.
Y para ello hemos de aprender a priorizar las cosas.
Quizá tendríamos que leer más a menudo el pasaje de Jesús con Marta que encontramos en Lucas 10:41-42: respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
Sí, ya sé, quizás estés pensando que eso suena muy bonito, pero que lo cierto es que a ti te dan las tres de la madrugada preparando el próximo estudio y planchando la ropa. Y no has parado en todo el día.
Por eso mismo es importante encontrar una solución. O al menos algo que nos ayude a aguantar.
Y no, la lotería no es la solución.
Sin embargo, Dios sí nos ofrece algo a los que estamos trabajados y cargados. Y para ello leamos las palabras de Jesús que están reflejadas en el Evangelio de Mateo, capítulo 11 y versículo 8:
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Dios nos conoce, y conoce nuestras necesidades.
Por eso instauró el día de reposo, a fin de que parásemos de nuestras actividades, nos centráramos en Él y descansáramos en su presencia.
Y por eso Cristo se ofrece a recibirnos, en cualquier momento y en cualquier situación, para obtener de Él ese descanso que tanto necesitamos.
Pero si te fijas Jesús no dice: “si alguno está cansado que me llame y yo acudiré para fortalecerle”.
Antes bien dice: “Venid a mi”.
Y es que Dios no está dispuesto a ser como un café que te tomas para que te despeje y puedas seguir adelante con tus planes.
Dios quiere ser el centro de tu vida. Quiere que lo dejes todo y acudas a Él. Necesitas aprender que solo en su presencia puedes encontrar paz, fuerza y seguridad.
Y es que solo cuando estás delante de Él, Jesús puede cumplir su promesa: Yo os haré descansar.
Porque no estás en este mundo para hacer muchas cosas. Estás en este mundo para hacer una sola cosa: Adorar a Dios, sirviéndole dónde y cómo Él te diga.
El resto, y aquí incluyo todas las áreas de nuestras vidas (familia, trabajo, etc.), debe estar supeditado a este fin.
Por eso no se trata de que te afanes por alcanzar una buena formación, un buen estatus profesional, social o económico y un lugar de responsabilidad en la iglesia.
Se trata que enfocar tu formación, tu trabajo y tu lugar en la sociedad o en la iglesia para aquello a lo cual Dios te ha llamado.
Cuando haces esto, y ya sea que tu llamado te demande altos requisitos o no, Dios te dará gracia, te dará descanso, te ayudará a seguir adelante, y te honrará y bendecirá.
Porque tú le estarás honrando con tu vida y tu obediencia.
El resto va a ser trabajo en vano. Y para ese trabajo en vano, aunque fuera ligero, créeme, no vas a encontrar descanso.
Que Dios te bendiga.
Foto de Joshua Earle en Unsplash
En el Valle de Sombra de Muerte
A lo largo de nuestras vidas, todos vamos a pasar por valles de oscuridad y dolor.
Pero la Palabra de Dios da ánimo, y nos muestra cómo seguir adelante en dichos momentos, y vencer.