El mejor consejo para alcanzar una vida de victoria espiritual es este: Fíate de Jehová.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas (Proverbios 3:5-6).
¿Dónde te ves dentro de 5 años?
Quizá te parezca un pregunta fuera de lugar para un blog como este.
Pero es que esta es una pregunta que da mucho juego.
Porque no solo nos habla de prioridades, también nos habla de la arrogancia del ser humano.
Para poder desarrollar nuestras vidas es bueno contar con una hoja de ruta en la que tengamos presentes nuestras prioridades, nuestros objetivos y nuestros valores.
De esta forma es más sencillo poder enfocarse en lo que de verdad consideramos prioritario para nosotros, y así poder concentrar energía y recursos en ello y hacer más viable la consecución de nuestras metas.
De ahí que ahora todo tipo de organizaciones, desde empresas a gobiernos, pasando por denominaciones cristianas, estén desarrollando sus respectivas y famosas agendas. Que si la agenda 2030, que si la 2033, que si la 2050…
Realmente, son herramientas muy útiles para poder progresar de forma consistente, ya que si sabemos dónde estamos, y sabemos dónde queremos estar, es más sencillo determinar los pasos que hay que ir dando y la dirección que debemos seguir.
Ahora bien, estas agendas tienen un problema. Que lo cierto es que no sabemos qué nos va a deparar el futuro.
Primero, porque lo que hoy consideramos sólido como una roca mañana puede revelarse inseguro como la arena. En el crack del 29, muchos se acostaron ricos el miércoles 23 de octubre y se levantaron arruinados al día siguiente.
Segundo, porque nuestras acciones no siempre obtienen los resultados perseguidos. Comprar un billete de lotería te da una posibilidad, pero no te garantiza obtener el premio.
Tercero, porque no siempre nuestras metas van a ser las adecuadas y podemos encontrarnos consiguiendo nuestros sueños para descubrir que no era lo que esperábamos.
Y cuarto, y más importante, porque ni siquiera tenemos la certeza de estar vivos mañana.
Son agendas hechas sobre la cortedad de lo que sabemos en el momento de salir, pero que no pueden tener en cuenta todo lo que va a ir aconteciendo durante el camino.
Y conocer esto sería de un valor incalculable para poder rehacer la hoja de ruta de una manera perfecta.
Pero, ¿cómo conocer lo que aún no se ha producido?
Podríamos intentar desarrollar algoritmos de inteligencia artificial, pero pueden ser tantas las variables y opciones que sería inviable.
Fíate de Jehová
Sin embargo, existe una alternativa mejor, pedir a Dios, quien tiene el tiempo en su mano, que nos guíe a la hora de prepararla, como nos recuerdo el libro de Proverbios en el capítulo 3 y versículos 5 y 6:
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
No se trata de que dejes de hacer planes y te lances a la ventura para ver dónde aterrizas.
Se trata de confiar en el poder y la gracia de Dios a la hora tomar la alternativa adecuada, sin poner la mira tanto en tus propias capacidades o recursos como en la certeza que Dios ponga en tu corazón.
Si Dios te lleva ante el Jordán, y te dice que cruces, no tengas temor de la anchura del río o de que no sepas nadar, fíate de Dios de todo tu corazón.
Y cuando tomes una decisión, busca con sinceridad el hacer la voluntad de Dios, de modo que, aun tomando una decisión equivocada, seas lo suficientemente sensible y humilde para permitir que él enderece tus veredas y puedas alcanzar las corrientes de agua fresca del Espíritu Santo, que llenen tu vida de bendición.
Y así puedas completar tu carrera con victoria.
Que Dios te bendiga.
Foto de Michael Shannon en Unsplash