Nueva normalidad, vieja normalidad, burbujas sociales, distanciamiento, videoconferencias, Zoom… El mundo que conocíamos ya no existe.

Llevamos muchos meses con la vida «normal» en estado de suspensión.

Confinamiento, distanciamiento, burbujas sociales, restricciones de horario… han cambiado la forma en la que nos relacionamos y trabajamos, en la forma en que vivimos.

Y la pregunta que todos nos hacemos es «¿hasta cuándo?». ¿Cuándo podremos volver a nuestra vida normal?

La respuesta depende de lo que entiendas por «vida normal«.

Porque si lo que entiendes es volver a vivir como lo hacías antes me temo que la respuesta es, nunca.

Hemos perdido amigos y familiares.

Hemos perdido trabajos.

Hemos perdido salud.

No somos los mismos que cuando empezó la pandemia.

Todo nuestro mundo ha sido sacudido, y el suelo en el que nos movemos se ha vuelto inestable e inseguro.

No podemos avanzar con firmeza, porque a cada paso nuestras seguridades y expectativas se vienen abajo.

Pero necesitamos ese suelo firme.

La Roca

Si este es tu caso déjame decirte que hay una esperanza, una roca firme en la que apoyarnos.

Y esa roca es Cristo.

En Él vamos a encontrar esperanza.

Pero no una esperanza vista como un deseo o una ilusión, sino como una certeza absoluta.

Estamos seguros en sus manos.

Aunque todo cambie, Él sigue siendo fiel. Aunque falten personas, Él estará siempre con nosotros. Aunque el mundo se hunda en tinieblas, Él sigue siendo la Luz.

Cristo es la roca fuerte sobre la que podremos construir nuestro futuro, sabiendo que nada podrá impedir el objetivo de Dios para nuestras vidas.

Recuerda sus palabras: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca (Mateo 7:24-25).

No anheles volver a la vieja normalidad cuando Cristo tiene para ti una vida excepcional.

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