«Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien» (Josué 1:8).
Josué tuvo una misión extraordinaria: dirigir al Pueblo de Israel en la reconquista de la Tierra Prometida.
Pero Dios no le ofreció, como a Salomón, la posibilidad de solicitar algún don que le ayudara.
Sin embargo, Él le dio algo mejor, le dio una promesa: Llevaría adelante su misión siempre que mantuviera la Palabra de Dios como su guía, como su libro de cabecera.
Josué iba a encontrar en el Libro luz, sabiduría y dirección para poder cumplir con su llamado.
Y esto mismo se aplica a nosotros.
Por ello, si quieres desarrollar el plan de Dios para tu vida ten cerca tu Biblia.
Aplica sus principios, busca en ella más de Dios, y vívela cada día.
Y verás como el plan de Dios se hace realidad en tu vida, a pesar de la oposición de nuestro adversario.