Porque no tenemos lucha contra sangre y carne
Nuestra verdadera lucha espiritual no es contra las personas, sino que luchamos contra las huestes espirituales a favor de aquellas.
Nuestra verdadera lucha espiritual no es contra las personas, sino que luchamos contra las huestes espirituales a favor de aquellas.
Si has de decir que eres cristiano quizá sea porque aún no te comportas como tal.
Dios nos ha llamado para llevar a un mundo perdido la luz y la vida de Cristo. Por eso, Pablo nos recuerda, «no os conforméis a este siglo». ¡Vivamos como hijos de Dios!
Si ves que te estás convirtiendo en alguien gris e irascible, acércate a Dios y deja que su amor inunde tu vida.
Toda la Ley de Dios puede resumirse en dos mandamientos, amar a Dios y amar al prójimo, sin embargo los religiosos llenan la vida de los creyentes de ritos y preceptos.